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Relaciones entre actitudes y valores
Valores y actitudes como contenidos básicos en la educación primaria.
Valores y actitudes como objetivos a desarrollar a través de la educación.
En la práctica educativa se resaltan algunos valores como lo son exaltación de la verdad, la honestidad, la lealtad, la solidaridad, pero esto sólo se refuerza de manera verbal ya que durante la práctica y el quehacer cotidiano los niños se ven forzados a violar estas normas.
VALORES Y ACTITUDES, ROSA MA. TORRES
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La intención de esta es contribuir a que los alumnos aprecien y asuman un conjunto de valores y normas que conforman un orden social incluyente. Se orienta al desarrollo de la autonomía ética, entendida como la capacidad de las personas para elegir libremente entre diversas opciones de valor, considerando como referencia central los derechos humanos y los valores que permitan el respeto irrestricto de la dignidad humana, la preservación del ambiente y el enriquecimiento de las formas de convivencia.
Esta incide en el desarrollo ético de los alumnos, e implica la reflexión sobre los criterios y principios orientados al respeto y a la defensa de la dignidad humana y los derechos humanos, de un uso racional de los recursos materiales, económicos y ambientales, y el reconocimiento y la valoración de la diversidad, entre otros. Se espera que a partir de la formación ética los alumnos se apropien y actúen de manera reflexiva, deliberativa y autónoma, conforme a principios y valores como justicia, libertad, igualdad, equidad, responsabilidad, tolerancia, solidaridad, honestidad y cooperación, entre otros.
Uso y aprovechamiento de oportunidades que en la escuela son propicias para la formación en valores
Es necesario para el funcionamiento eficaz de una sociedad, poseer un sistema de valores claro y consistente, que sea compartido por sus miembros; comenzando a forjarse estos en la familia y continuando en la escuela primaria para reforzarlos. Es por ello de suma importancia aprovechar las oportunidades que la escuela propicia para la formación en valores.
Con base en las experiencias escolares y a las jornadas de práctica y observación que hemos tenido, nos hemos dado cuenta que existen varias situaciones dentro de las escuelas que ayudan a la formación en valores, tales como:
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Con el estudio de la asignatura de Formación Cívica y Ética en la educación primaria se pretende que los alumnos:
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Todo individuo tiene derecho a recibir educación. El estado –federación, estados, distrito federal y municipios–, impartirá educación preescolar, primaria, secundaria y media superior. La educación preescolar, primaria y secundaria conforman la educación básica; esta y la media superior serán obligatorias.
La educación que imparta el estado tendera a desarrollar armónicamente, todas las facultades del ser humano y fomentara en él, a la vez, el amor a la patria, el respeto a los derechos humanos y la conciencia de la solidaridad internacional, en la independencia y en la justicia.
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La educación guarda algunas características semejantes con los derechos humanos al ser ella misma uno de ellos, es por ello que todos los valores que promueve la educación mantienen una estrecha relación con los derechos humanos ya que los fortifican al formar en los alumnos el respeto, amor, solidaridad, etc., por sus semejantes sirviendo esto en su proceso de humanización.
Los maestros pueden ayudar a estructurar las relaciones que el alumno mantiene con su entorno social a través de la participación en la organización del aula, prestación de servicios sociales y realización de ayudas desinteresadas, evitando considerar esa participación sólo como una reivindicación de derechos. También suscitar experiencias de convivencia significativas en el desarrollo de cada uno de ellos, que permitan en el futuro interpretar personalmente la explicación de determinados datos, ideas o contenidos referidos a los derechos humanos. En estas experiencias el niño debe de participar activamente, a fin de comprender el valor del ser humano y los distintos efectos que él puede provocar en función de su comportamiento
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A diario nos enfrentamos a diversas situaciones en las que tenemos que tomar una decisión con la que puedo estar o no totalmente de acuerdo.
Se entiende por motivo la “Causa que mueve a actuar, que hace que algo suceda o exista”¹. Los principales motivos para la toma de una decisión es la solución a determinada situación, en ocasiones, de conflicto. Como lo explique en el ensayo anterior “¿Qué decisión tomar?”. Existen una infinidad de motivos que pueden influir a la hora de tomar una decisión. Estos motivos pueden ser: ayudar a alguien, obtener algún beneficio, evitar un problema, regaño o infelicidad, etc.
Al momento de tomar una decisión y llevarla a cabo, me puedo equivocar. De modo que parece prudente fijarme bien en lo que hago y procurar adquirir un cierto saber vivir que me permita acertar. Y si no es así, responsabilizarme de las consecuencias que traen mi decisión. Cada toma de decisión implica una responsabilidad acerca de los sucesos que se puedan derivar de tal decisión. “A saber, que lo que vaya a ser nuestra vida es, al menos en parte, resultado de lo que quiera cada cual”.
En ocasiones es fácil o difícil tomar una decisión, siempre se debe de analizar las distintas opciones que tenemos. El criterio a la hora de tomar una decisión debe estar basado siempre con el fin de dar una solución o de mejorar determinada situación y no alargar más una situación que con el tiempo puede llegar a dañar mi persona o a alguien más.
Singer, Peter.
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IDEAS SOBRE EL DESARROLLO MORAL
La teoría psicoanalítica sobre la génesis de la conciencia moral centrada en su creador Freud, y con breves referencias a Klein, representa una dicotomía entre lo social y lo no social. “La persona, cuando nace, no es naturalmente social, y el proceso de socialización que ha de seguir es el que genera buena parte de su desarrollo psicológico”. Además también existen ideas que explican el fenómeno moral a través de las tres instancias de la personalidad y de las influencias sociales y culturales. “Sera la teoría de las tres instancias de la personalidad –superego, ego e id- la fuente de interpretación moral, concretada en las referencias a la conciencia y al carácter”.
En la teoría del aprendizaje, representada por B. F. Skinner, aparece la idea de que “la conciencia moral, como experiencia mental o subjetiva, no existe” y de que toda conducta es aprendida y la conducta moral también. Y que el único medio posible para la transformación es el entorno social. “Necesitamos cambiar nuestra conducta, y esto sólo podemos hacerlo cambiando nuestro ambiente físico y social. Escogemos el camino equivocado ya al principio, cuando suponemos que nuestra meta es cambiar las “mentes y corazones de hombres y mujeres” en vez del mundo en que viven.
En las teorías sociocognitivas se considera que el fenómeno moral es diferente de otros fenómenos sociales, como las leyes o las relaciones interpersonales. También se menciona que los términos de la convención social y la moralidad han sido confundidos y entremezclados. Siendo que la primera abarca el conjunto de los pensamientos e ideas uniformes en la sociedad y la segunda está formada por juicios de carácter prescriptivos que inciden en las relaciones interpersonales, pero que no son arbitrarios ni uniformes.
En la teoría del enfoque cognitivo-evolutivo del desarrollo moral giran ciertas ideas propuestas por diversos autores: Piaget, Kohlberg y Gilligan. En esta teoría se habla sobre ideas referentes a la moral. Por ejemplo, Piaget equipara la moral al respeto a un sistema de reglas. “Toda moral consiste en un sistema de reglas, y la esencia de cualquier moralidad hay que buscarla en el respeto que el individuo adquiere hacia estas reglas”. Además se menciona que la moral heterónoma es la que queda enmarcada por la moral del deber y es allí en donde aparece el concepto de obligación.
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La autoridad moral, es la base de la credibilidad, nace del ejemplo, de la coherencia entre las palabras y los hechos y del comportamiento con los discursos. En el texto se menciona que la autoridad moral radicaba principalmente en las personas dedicadas a la autoridad, a ejercer el poder, como por ejemplo la clase gobernante. “Un senador, en efecto, no es un hombre como los demás: todo lo que diga es público y como tal ha de ser creído”. “Todo noble ha de poseer por tanto gravedad, ya que es una persona de peso (gravis); no puede permitirse bromas en público: en él, equivaldría a convertirse en un bufón”.
La autoridad moral, no es otra cosa que la coherencia entre el decir y el hacer, entre el hacer y ser. En la vida pública quien tiene la autoridad moral debe de comportarse de una forma sería, mientras que en su vida privada es libre de comportarse simplemente como es, y es allí, en la vida privada del senador en donde tienen su cabida las bromas. “Solo que hay un tiempo para mostrarse grave y un tiempo para desinhibirse: saber estar de broma y ser sencillo entre las cuatro paredes de su casa”.
Dentro de los aspectos que influyen en el comportamiento moral están las creencias, los sueños y los miedos. Y es aquí en donde entro al tema de Sabiduría popular, en este se menciona que los grandes personajes de tiempos pasados “no hacían nada sin haber antes consultado a los astros”, también creían en los sueños a los cuales los consideran premoniciones o mensajes sobre el futuro que tenían que atender con suma importancia. La sabiduría popular enseñaba: “el hombre sensato hace esto; el insensato aquello”.
La molicie. Los sinónimos de esta palabra son blandura, flojera, relajación, abandono, pereza, ocio, regalo, desidia, incuria. “La molicie ablanda a los individuos y pierde a las sociedades, que no son sino agregados de individuos, pero ¿qué es la molicie? No tanto una desviación cuanto un síntoma, que permite un análisis de la psique”. Como parte de la molicie esta la ociosidad, la cual era considerada por los romanos como la gran engendradora de los vicios porque un carácter que no hace nada pierde su musculatura, su capacidad de impulso, y deja de ofrecer resistencia a las enfermedades del alma.
Hay tiempo para todo: momentos para reír, gritar, saltar, correr, platicar, bromear; y momentos para llorar, para estar quieta, para callar, para ocultar…. hay momentos para todo. Debo de saber comportarme para cada momento, mi forma de pensar y de actuar deben de ir de la mano, si es que quiere tener credibilidad.
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